El juego no es sólo cosa de niños. La comunidad entera está involucrada cuando se habla de jugar. Es una cuestión del presente, del pasado y del futuro. Por un lado, la cultura se transmite por medio del juego, por otro, los niños y las niñas jugando se forman como ciudadanos. “Hay que darle las mejores herramientas, porque el futuro necesita un ciudadano que sepa utilizar las herramientas tecnológicas, tanto como uno con capacidad para trabajar en equipo, con pensamiento estratégico y capacidad de tomar decisiones y establecer canales de comunicación. También, con valores como la solidaridad, la responsabilidad y el respeto por lo diferente. ¿Qué mejor herramienta que el juego?”, sostiene el ludoeducador Miguel Ángel Roldán. Por eso, dice que es necesario incorporar el juego a la dinámica cotidiana de la escuela, al barrio, y a la casa: “A jugar se aprende jugando, como a nadar, nadando”, agrega.
El juego es un derecho, y además, cuando un chico juega, pone en ejercicio otros derechos: “El niño tiene derecho a ser creativo, a divertirse, a ser tenido en cuenta, a recibir una caricia, a aprender del error y a saber qué es un límite. El juego permite todo esto y también, a ser niño”, señala.
Los adultos son centrales a la hora de crear los espacios para que los chicos jueguen y para proponer, acompañar y transmitir la cultura con el juego. “Debemos facilitar todos los espacios para que el niño pueda desarrollar su matriz lúdica, la individual y la social, que le permitirá en el futuro tener mejor calidad de vida”, sostiene el especialista.
¿Por qué es importante que los niños jueguen?
El juego es un derecho. Es esencial en su desarrollo psicológico, afectivo y motriz. Contribuye a la formación integral, incluso del adulto y de la comunidad que es parte del juego. Permite que el niño se descubra y descubra a otros; con él explora, investiga, observa, imagina, crea, comparte, diseña estrategias, desarrolla el pensamiento lógico, táctico y estratégico, incorpora valores sociales, aprende a compartir compartiendo, entre otras tantas cosas.
¿Hay distintos tipos de juegos?
El juego es una herramienta, entonces para que me sea útil tengo que conocerla. El éxito depende del conocimiento, de la potencialidad y la creatividad del que la use. Tiene una variedad de usos, y en la variedad, aparece la clasificación: pueden ser de socialización, de planeamiento, otros comprometen todo el cuerpo, como la rayuela. La clasificación depende del objetivo y la intencionalidad con la que se use. Hay que ofrecer variedad para que todos puedan conocer y descubrir en cuál se sienten más cómodos y en cuál necesitan practicar más.
¿Cuál es la responsabilidad del adulto?
Diseñar, construir, crear diferentes espacios lúdicos, y si no posee los conceptos (juego, jugar, juegoteca, pedagogía lúdica), la metodología para llevar adelante y sostener un espacio para el jugar. Se tiene que formar para poder justificar, planificar y convertirse en facilitador. El adulto tiene que poder diferenciar cuándo utiliza el juego para trabajar un contenido y cuándo planifica espacios para el juego: porque jugar por jugar es un derecho. Esto exige a los profesionales de la educación planificar con intencionalidad estos espacios. El jugar en la escuela tiene que ser diferente al de la casa, al del barrio, aunque a veces sean los mismos juegos. Por eso, el docente es importante en el ámbito escolar, y cuando el adulto aparece en el barrio, también. Yo lo llamo el facilitador de juego.
¿Cómo se da el juego en la escuela?
El juego desarrolla las mismas habilidades que la escuela y la vida diaria. En la pirámide educativa donde más se juega es el nivel inicial, después se pierde. Hoy, la sociedad se da otro punto de vista en relación al juego, pero la escuela queda un poco atrás. Tiene la idea de que a la escuela se va a aprender, no a jugar, aunque en el juego se incorporen capacidades.
¿Qué diferencia hay entre juego-jugar?
Los juegos son los que tienen nombre, por ejemplo la escondida. Inclusive tienen distintos nombres de acuerdo al lugar, por ejemplo la payana también se llama kapichua. El jugar es otra cosa. Vos jugás en el mismo barrio, la misma esquina, pero siempre que jugás es distinto, tiene la pasión. Jugar es lo que te pasa cuando estás jugando.
¿Qué es lo lúdico y qué significa tener capacidad lúdica?
Lo lúdico permite jugar con la expresión, la comunicación, el teatro, la música. No es sólo pensar en juegos y juguetes, sino también en escenarios lúdicos que favorezcan la formación integral. Si después de jugar con la pintura se descubre que eso le interesa, pedirá ir a un taller para formarse más específicamente. La actitud lúdica te permite construir nuevas formas de expresarte, comunicarte, aceptar la diferencia, aprender del error, ampliar el lenguaje, desarrollar la imaginación, la creatividad y la fantasía.
¿Qué es la formación lúdica en la acción?
Es una manera de formarse para poner el cuerpo, qué te pasa con el juego en el cuerpo. Como adulto, tenés que tener las herramientas para resolver qué juego, porque el juego es una herramienta de intervención. Y es importante, porque hoy los chicos juegan a lo que dice la televisión y los juegos populares se están perdiendo. Hay que recuperar la transmisión de los pueblos, el boca a boca.
¿Por qué no tienen que perderse los juegos populares?
Porque es la manera que tienen los pueblos de transmitir su cultura, y la humanidad es sabia, esos juegos desarrollan temas fundantes de la personalidad. Por eso, se mantienen en el tiempo la escondida, la mancha, las rondas.
¿Aprender a jugar cuando somos chicos sirve para seguir haciéndolo de grandes?
Sí, la matriz almacena y las capacidades que desarrolla permanecen y son utilizadas en la vida cotidiana. Jugando se aprende a ganar, a perder, a establecer acuerdos, diseñar estrategias, se trabaja lo ético y lo estético, como en la vida.
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